martes, 1 de noviembre de 2011

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Christian Boltanski
, senderos de la memoria


Boltanski es uno de los artistas contemporáneos internacionales de mayor relieve en la actualidad. Lleva adelante un trabajo sostenido desde finales de los años sesenta, a partir de un planteamiento conceptual fuertemente expresivo. Nacido en el París de 1944, sobre fines de la Segunda Guerra Mundial, Boltanski ha desarrollado su propuesta estética en torno al concepto de memoria y con éste el de archivo, como espacio a construir, presente en numerosas obras.

Films, escenografías y instalaciones son algunos de los medios con los que centralmente ha trabajado haciendo foco en las últimas décadas, en la producción de grandes instalaciones, pensadas para sitios específicos.

La fragilidad de la memoria es uno de los temas recurrentes sobre el que Boltanski abre numerosas preguntas en sus trabajos a partir de diferentes recursos. Su historia personal, el proceder de una familia mixta –de padre judío convertido durante la guerra y madre cristiana- y el haber crecido en el París de la posguerra dejaron una impronta imborrable en su persona señalando las huellas de su trabajo.

El punto de partida de su obra fue la reconstrucción de su propia historia a partir de fotografías, objetos, pequeños indicios de la existencia, con los que construyó archivos, montajes de objetos y un film, dando lugar a su primera muestra individual bajo el título de The imposible life of Christian Boltanski, (1968) el mismo nombre del corto filmado por él.

Esta idea, se desplazó luego de lo individual a lo colectivo, o a la suma de individualidades anónimas que comenzaron a poblar sus trabajos en los que expone extensas colecciones de viejas fotografías adquiridas en mercados de pulgas, cuya presencia masiva se convirtió en el dispositivo apropiado para contribuir a repone las ausencias de todos aquellos que han desaparecido por motivos diversos.

Desde los años ’80, la inclusión de fotografías anónimas, ropas, libros, directorios telefónicos, se convierte en una constante en sus trabajos, aportando un repertorio visual cercano, cotidiano, que ayuda a restituir las presencias anónimas y a revelar la similitud existencial de las condiciones vitales de los seres humanos. Estos aspectos aparecen sintetizados en las instalaciones que exhiben las salas permanentes dedicadas a este artista, del Museé de Art Moderne de la Ville de París.

Sin embargo, si bien su medio es el de las artes, su propósito lo excede ampliamente. Como él mismo señala: lo que intento hacer es que la gente se olvide que es arte y piense que es vida. Para dar esta impresión de vida me sirvo de medios artificiales, del arte; no es la realidad, hago teatro; trato de que el espectador en ese momento olvide que está en un museo. Y agrega: lo que trato de hacer con mi trabajo es plantear preguntas, hablar de cosas filosóficas, no por historias a través de palabras sino por historias a través de imágenes visuales. Hablo de cosas efectivamente muy simples, comunes a todos.

Entre sus instalaciones, Shadows, un trabajo de 1985. A partir del recurso medieval del teatro de sombras despliega un conjunto de presencias fantasmales en el espacio entre las que convive la vida y la muerte como en una danza continua. Personne y Chance, dos de las instalaciones que ha presentado recientemente trabajan nuevamente con la memoria pero suman además la cuestión de la fragilidad y el azar como partes in disociadas de la vida.

Personne exhibida entre el 13 de enero y el 21 de febrero de 2010 en el Grand Palais, logró convocar a 140.000 personas y a la mirada de la crítica de arte de todo el mundo. Chance, su actual presentación en la Bienal de Venecia, ha sido considerada por la crítica internacional como una de las mejores presentaciones de este evento.

Sus obras, de alto impacto y eficacia significativa así como de acceso sencillo para el público en general, representan un aporte a la reflexión sobre las condiciones de la vida, a la vez que un aporte significativo para la revisión de la memoria colectiva de la sociedad superando las fronteras de tiempo y espacio para situar, con cada obra un matiz dentro de la posibilidad de un humanismo redefinido en la contemporaneidad.


Es por esto que la UNTREF, reconociendo que la memoria es una de las cuestiones sobre las que es necesario seguir trabajando desde diferentes perspectivas y horizontes, se ha propuesto realizar una exposición de este artista internacional como primera muestra dentro de la programación que está diseñando para el espacio de arte en Tecnópolis. Por este motivo ha invitado el próximo noviembre a Boltanski a conocer Buenos Aires y el espacio del MUNTREF –museo de la UNTREF- así como este nuevo sitio de exposiciones que presenta condiciones especialmente aptas para albergar las obras de este artista.

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